Se trata de una de las cuarenta unidades producidas, las cuales se vendieron antes de su presentación oficial por un precio de más de cinco millones de euros. El Divo se construye sobre la base del Chiron pero con una carrocería más enfocada a la deportividad y la eficacia dinámica.
Su nombre, es un homenaje al piloto francés de los años veinte, Albert Divo, que se hizo famoso tras ganar tres veces la prestigiosa Targa Florio.

Entre los coleccionistas, el Divo es el Bugatti actual más deseado debido, en parte, a que presenta tecnologías súper avanzadas heredadas del prototipo virtual de Bugatti llamado Vision Gran Turismo. Gracias a estas tecnologías, es capaz de generar 456kgs de carga aerodinámica máxima, lo que supone 90 kgs más que el Chiron. Además, los frenos, los neumáticos y la mecánica es más evolucionada que su modelo base.
Uno de los principales atractivos del Divo es que, a diferencia del Vision Gran Turismo, esta homologado para su circulación por las calles. Lo cierto es que tendremos que ir a Mónaco, Londres o Emiratos si queremos tener alguna posibilidad de toparnos con un Bugatti Divo.
Las prestaciones del Divo son espectaculares. No sólo por los 1.500CV declarados, sino porque se trata del primer Bugatti moderno realmente pensado para los circuitos. Es cierto que a muchos les decepcionó que la velocidad máxima fuera de “sólo” 380 km/h, pero debemos tener en cuenta que el objetivo de este hiperdeportivo es diferente al resto de los Bugatti.

El Divo es mucho más rápido que el Chiron pese a la diferencia de velocidad punta. Prueba de ello es que el Divo es capaz de soportar en agarre una fuerza lateral máxima de 1.6g. Es incluso mayor que la del Chiron Sport.
Dicho esto, y teniendo en cuenta el precio y la limitada producción de este hiperdeportivo, es normal que se hayan viralizado las imágenes de un Bugatti Divo con matrícula andorrana en las intermediaciones aduaneras españolas. Las imágenes han sido compartidas en infinidad de páginas de todo el mundo y los medios tratan de averiguar, con cierto “morbo rosa“, quién será el afortunado propietario.

No es la primera vez que se ven este tipo de joyas por las aduanas con destino andorrano, y es que si nos paramos a analizar las condiciones arancelarias es casi lógico.

Según las tablas de impuestos del Principado, la tasa de importación de un vehículo (no híbrido) es del 4,5% en base al precio de mercado al que hay que sumar un 10% si ha sido fabricado fuera de la Unión Europea. Dicho esto, también añaden que “es posible que pueda importar su coche libre de impuestos apelando a un cambio de domicilio”.
Obviamente, existen ciertas condiciones que se deben cumplir para obtener ese privilegio pero es una posibilidad que no todos los países ofrecen. Por otra parte, Andorra obliga a todos los vehículos matriculados a tener un seguro emitido por una aseguradora andorrana.

Podríamos calcular los impuestos que supondría la compra de un Bugatti Divo y compararlo con la fiscalidad andorrana con el fin de crear una comparativa fiscal entre ambos, como probablemente harán otros medios, pero lo cierto es que preferimos disfrutar contemplando esta joya.

Ojalá podamos ver esta unidad circulando por nuestras carreteras, en eventos o, en el mejor de los casos, en circuito.